Explosión.
Tenía el cuerpo, la mente y el corazón tan nublados como el horizonte que se vislumbraba desde la playa.
Al igual que el sol mostraba y la lluvia limpiaba y borraba, la niebla tapaba, ocultaba.
Era callar, pensar y explotar.
No quería saber de nada ni de nadie.
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